Friday, July 1, 2011

Y ahora hay que bregar con Picu

Y ahora hay que bregar con Picu
Por Juan A. Moreno-Velázquez

Por años José Ortiz, el afamado baloncedista y gloria nacional conocido como Piculín ha estado manejando la dirección de su vida después del baloncesto, una transición que no es fácil para nadie, especialmente cuando se vive una vida sumamente exitosa, que, en momentos, permitió todos los lujos y dádivas que la sociedad le otorga a sus héroes.

Son estos lujos y las dádivas personales lo primero que se pierde, y Picu había estado perdiendo estas y el respeto de muchos que ahora hablan y comentan a sus espaldas sobre lo que perciben como sus problemas, mientras olvidan que ellos también tienen los suyos.

La última vez que hablé con Piculín comentábamos precisamente sobre los pasos que habría de tomar luego de su retiro definitivo del baloncesto nacional, y le comenté que era posible el que buscara una carrera en la política como manera de continuar dándole al país. 

Él me decía que todos sabían que él era independentista y que se le haría difícil el encontrar una ruta ganadora en la política. 

Esa noche visitamos un pub lleno de jóvenes en la Avenida Escorial que, al vernos entrar, comenzaron a cantar al unísono, Picu, Picu, Picu, la música se detuvo y aquella juventud rodeó al héroe nacional todos tratando de tocarle, tomándose fotos con el canastero y buscando su autógrafo.  Estoy seguro que al salir, Piculín salió convencido de que podía perseguir una poltrona política y buscó refugio dentro del Partido Popular Democrático. 

Más tarde, en una elección donde el PNP barrió y donde el Picu no tomó en serio su campaña, el boricua que solo había probado el éxito, probó, por vez primera el agrio sabor de la derrota a nivél personal.

Y es que Picu está librando una cruenta batalla con una serie de demonios personales, y estos son sus demonios, que de seguro comparten muchos que hoy en día, seguramente hablan y critican su persona y la situación que enfrenta, pero son sus demonios y le corresponde a él, con la ayuda de quienes verdaderamente están a su lado, enfrentarlos y vencerlos. 

Verdaderamente, Piculín Ortiz le ha dado lo mejor de su persona a nuestra patria, durante la mayor parte de su vida, y, al momento, ha llegado a una encrucijada donde sus demonios personales, sean estos la droga, las situaciones familiares, las malas amistades, y el abandono de sus ideales, son la guía de su vida.  Pero señores, cada uno de nosotros tiene sus demonios y muy pocos le hemos dado tanto al país como lo ha hecho Piculín.

Este es el momento de ayudar a nuestro gigante a ponerse en pie, y que, en su manera, el formidable ex canastero, nuevamente, pueda otorgarle a nuestra juventud, y a la nación boricua lo mejor de su ser.  Picu tiene todavía muchas bondades y mucho que dar. 

Este es el momento de ayudar a nuestro gigante a vencer a sus demonios y el momento de demostrarle que la patria no olvida a sus grandes.

Piculín no tiene que pasar a la historia olvidado por su gente, al contrario, debemos demostrar nuestros valores patrios y enseñarle a Piculín Ortiz que la patria no le olvida, y que su padecimiento de adicción es un problema que sufre una gran parte de nuestra comunidad, y, señores nos sorprenderíamos si verdaderamente conociéramos a todos aquellos que padecen de esta enfermedad, una de la que todos, indudablemente, se quieren liberar.

Piculín es un hombre bueno, en muchas maneras incomprendido, pero verdaderamente es un gran puertorriqueño. 

Inicialmente los comentarios positivos del gran Julio Toro, el que Ángelo Medina hiciera acto de presencia para ofrecer su respaldo a su ex canastero y amigo, al igual que su ex esposa Nirita, hija del amigo Jaime Ruíz Escobar y madre de una de sus hijas, también se presentara a respaldarle es lo que Piculín necesita de sus amigos y de nuestra sociedad.

Todos caemos en algún momento de nuestra vida, y el pecado no es el caer, el pecado es el no ponernos de pie, y el pecado es no ayudar a nuestros hermanos a ponerse en pie nuevamente.

El hombre que sembró con gallardía en el orgullo patrio de todos los puertorriqueños, ahora necesita el apoyo de todos sin importar colores.  Es tiempo de que demostremos nuestro agradecimiento a José Luis Ortiz, Piculín.

Hermano, hoy te devuelvo en manera recíproca las palabras que en un momento me deseaste, “éxito” caballo. Sabes que solo te deseo todo lo mejor, y que como grande, estoy seguro que has de reponerte a este tropiezo con la vida.  Bendiciones.

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